Keynes, aunque fue economista, también fue un exitoso inversor (sinceramente, los economistas que conozco no son muy buenos invirtiendo). Para todos aquellos que tienen prejuicios o tildan a Keynes de "sociata", les recomiendo ampliamente su lectura, verán que nada más lejos de la realidad.
Pero este post no es para defender el "Keynesianismo" ni mucho menos, es para recomendar la lectura de un capítulo en específico de su famosa obra "La teoría general del empleo, interés y el dinero". En él, Keynes plasma lo que podríamos llamar su línea de pensamiento sobre lo que es el mercado de valores y su influencia en la economía. El capítulo en cuestión es el 12: "El estado de las expectativas a largo plazo". El capítulo la verdad no tiene pérdida de principio a fin, y recomiendo su lectura ampliamente tanto a los que les interesan la economía, las finanzas y las inversiones en general.
Como muestra un botón (traducción libre de la versión en Inglés publicada en 2007):
"Podría suponerse que la competencia entre profesionales expertos, que poseen experiencia y juicio superiores a los del inversor promedio, corregiría los caprichos del particular ignorante que invierte por su cuenta. Sucede, sin embargo, que las energías y habilidades del inversor profesional están ocupadas en otra cosa. Ya que la mayoría de estos profesionales están, de hecho, preocupados no en hacer una mejor predicción sobre el retorno a largo plazo que producirá una inversión durante toda su vida, sino en predecir cambios en el precio de la acción a corto plazo un poco antes que el público en general.
Están preocupados no en lo que una inversión realmente vale para el inversor que la hace pensando en el largo plazo, sino en el precio que el mercado le asignará, bajo la influencia de la "psicología de masas", en tres meses o en un año."
Lo sorprendente, es que este capítulo tiene la misma validez en 1936 cuando fue publicada la obra que hoy en día, y muy probablemente la seguirá tendiendo dentro de 100 años. Y esto se debe a que los temas que trata son de una trascendencia intemporal: expectativas, miedos, comportamientos de masas, etc.
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