domingo, 19 de septiembre de 2010

Un sistema financiero enfermo, una economía enferma.

La banca mundial espera por los acuerdos de Basilea en donde se les impondrán unos niveles de capitalización superiores a los actuales, y mientras espera, los niveles de crédito que otorgan son menores como anticipación a esos ratios de capitalización  más exigentes (para conocer esta relación créditos-ratios ver mi post "El mundo espera por Basilea").
Lamentablemente para el desarrollo económico en los Estados Unidos, la banca americana está siendo atacada también por los monstruos Fannie y Freddie. El cuento es el siguiente: los bancos vendían los créditos hipotecarios a una infinidad de compradores, los principales siendo bancos de inversión y las agencias híbridas Fannie y Freddie. Por supuesto, cuando la fiesta estaba en su apogeo, los bancos originaban los créditos y los vendían sin problemas ya que había un gran apetito por los estructurados que se construían con ellos. Pero toda fiesta se acaba, y los precios de las casas bajaron (fin de mundo), y dar la casa al banco para salirse del crédito está de moda y también lo está el tratar de salir de esas hipotecas que hoy en día valen una fracción de su valor original.
Una de las formas de salir de ellas (me refiero a los compradores de esas hipotecas que en su día el banco vendió para que Wall Street las convirtiera en basura con sello AAA) es la de obligar a los originadores del crédito (el banco que le otorgó el crédito al cliente) a hacerse cargo de esa deuda y recomprarla a quien se la vendió.
Este es un proceso complicado y se hace mirando con lupa, contrato por contrato, a ver si ha habido alguna falta en el otorgamiento del crédito. Estas faltas pueden ser: documentación falsa, ingresos no justificados, documentación incompleta o en definitiva, cualquier detalle que no haya sido cumplido ya sea por parte del banco que otorgó el crédito como por parte del cliente que lo pidió. En caso de detectarse, el banco está obligado a recomprar la hipoteca. El principio es el mismo al que se acoge un comprador de un coche que en las especificaciones dice que tiene airbag y al final no lo tiene. La casa está obligada a cambiarlo por uno que si lo tiene, o devolverte tu dinero.
Podemos ver en el gráfico los gastos en los que está incurriendo Bank of America, J.P. Morgan y Citigroup al tener que recomprar estos créditos:






Sin duda, la originación de hipotecas tanto de un lado del charco como del otro llegó a niveles de irresponasibilidad en donde se le daba un crédito a quien la verdad no tenía la capacidad de honrarlo. El “jugar a la pelota” con ellos no es más que otro lastre para el sistema financiero que ayuda al escenario de "crecimiento anémico" que muchos auguran para los próximos años.
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